¿Y después del retiro qué?… Año tras año, miles de colaboradores dan fin a sus actividades laborales dentro de las empresas para las que trabajaron. En 2023, más de 281,500 personas se jubilaron en México, por años de servicio, de acuerdo con la información publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF); con ello, no sólo se retira la persona, ni se dan por concluidas sus actividades profesionales, sino también sus habilidades y años de experiencia adquiridos a lo largo de su vida laboral.
Una pérdida de experiencia y conocimiento relevante que impacta directamente en el desempeño de la empresa, considerando que no siempre se logra cubrir el espacio con personas con el mismo nivel de experiencia y habilidad, volviéndose la pérdida aún más dolorosa cuando quienes se retiran fueron colaboradores de alto desempeño y leales a la marca con la que trabajaron.
A pesar de este sentido de pertenencia o altos niveles de lealtad, por parte de algunos colaboradores, al retirarse, no todos tienen la misma suerte ya que algunos se retiran sin reconocimiento y agradecimiento alguno, e incluso con mal sabor de boca, mientras que otros logran ser reconocidos y congratulados a lo grande, ocasionando que, en el primer caso, se pierda por completo el vínculo con la empresa empleadora e incluso, en el segundo caso, se corra el riesgo de que suceda lo mismo. ¿De qué depende? Tras conversar con varios jubilados, es evidente que la respuesta puede tener múltiples matices.
No obstante, este tema no debería quedar sujeto al azar, sino abordarse mediante un protocolo formal y bien estructurado por parte de las empresas. Dicho protocolo debería cumplir, en primer lugar, con agradecer y reconocer los años de servicio y lealtad del colaborador, y en segundo, con preservar el vínculo incluso después de la jubilación.
Esto permitiría resguardar el valor acumulado por el colaborador a lo largo del tiempo y aprovecharlo estratégicamente como una fuente de ventaja competitiva, especialmente cuando se trata de personas que ocuparon roles clave dentro de la organización.
Muchos excolaboradores jubilados que, durante sus años activos, demostraron una lealtad inquebrantable y llevaban “la camiseta bien puesta”, actuaron como auténticos embajadores vivientes de la marca en su día a día.
Sin embargo, si al concluir la relación laboral la empresa no cuenta con una estrategia clara para cerrar y, al mismo tiempo, mantener el vínculo de forma positiva, corre el riesgo de perder a un embajador de marca invaluable, que podría incluso, convertirse en un embajador eterno.
Un excolaborador que se siente reconocido y aún parte de la comunidad puede seguir promoviendo los valores y atributos positivos de la organización, además de compartir su experiencia y conocimiento con las nuevas generaciones. De este modo, su legado no solo se preserva, sino que continúa generando valor para la marca.
Si bien las empresas no están obligadas a realizar este tipo de estrategias, es una realidad, que los beneficios de realizarlo podrían ser superiores a los esperados, pues no sólo rescatan el valor generado de los colaboradores a través de los años, sino que construyen una imagen de marca más humana y ética, abonando a una construcción de reputación de marca más confiable y transparente, que podría resultar en la atracción del mejor talento. Hoy en día, muchas empresas multinacionales han comenzado a reconocer de forma cada vez más evidente el valor de la experiencia acumulada por sus colaboradores, así como el impacto que representa su retiro.
Además, comprenden el rol que estos excolaboradores pueden seguir desempeñando como embajadores de marca y referentes de lealtad para las nuevas generaciones. Por ello, algunas organizaciones han empezado a desarrollar estrategias formales para preservar y fortalecer la relación con aquellos colaboradores que, incluso después del retiro, desean mantener un vínculo activo con la empresa.
Un ejemplo es L’Oréal, con su programa “L’Oréal, para Todas las Generaciones”, que tiene como objetivo aprovechar el legado de los colaboradores retirados, buscando ser una empresa más inclusiva, inspiradora e innovadora, habilitando un lugar para todos, independiente de su edad y experiencia, destacando trayectorias profesionales inspiradoras.
Otro ejemplo, es Procter & Gamble, apoyando la iniciativa de “P&G Alumni Network’s”, fundada por algunos de sus exempleados, la cual busca conectar exempleados (tanto activos fuera de la empresa, como jubilados) para habilitar espacios de vinculación y aprendizaje compartido.
Iniciativas como las anteriores permiten que las empresas puedan aprovechar y capitalizar de mejor forma la experiencia, dedicación y talento de sus excolaboradores jubilados, brindándoles un espacio para seguir aportando valor y compartir su legado, al tiempo que son fuente de respeto e inspiración para las nuevas generaciones.
Las grandes empresas están llenas de grandes historias, escritas con el talento y la pasión de quienes han dejado huella siendo parte de ellas.
Construyamos marcas con propósito, tomemos acción.
La autora es Doctora en Ciencias Administrativas y Maestra en Mercadotecnia por EGADE Business School y profesora Investigadora de la Escuela de Negocios y del Centro de Empresas Conscientes del Tecnológico de Monterrey.
Artículo publicado originalmente en El Financiero.