¿Omni-emprendedor?

El omni-emprendimiento es una receta para vidas más potentes, flexibles ante los cambios e interiormente plenas.
Jaime Martínez Bowness
24 Enero, 2020

Si el término emprendedor se antoja en ocasiones trillado, ¿qué opinar de omni-emprendedor, que suena a derivación potenciada de lo mismo? Sin embargo, tiene su razón de ser: un mundo laboral de cambios frecuentes, de oportunidades profesionales --y de participación en la sociedad-- cada vez más variadas, y de necesarias reinvenciones, exige individuos capaces de ser proactivos, de saberse vender a las organizaciones, ejercer el autoempleo en ocasiones, convocar a otros para realizar actividades valiosas para la sociedad... y estudiar, leer y aprender toda la vida.

No describo un mundo sencillo y dista mucho de la vida laboral “de 9:00 a 5:00” que les tocó a otras generaciones. Pero sí es, el nuestro, un mundo más interesante y con más posibilidades para una vida expansiva, de nuevos retos y aprendizajes, con más anécdotas, más ideas llevadas a la práctica y potencialmente más impacto en el mundo.

Los individuos más capaces de prosperar en este nuevo terreno son aquellos que crean y refuerzan una marca personal o intelectual: los que comparten sus pasiones e intereses con el mundo, quienes profundizan en su conocimiento y habilidades en algún tema --al grado de ser capaces de “dar clase” sobre él-- y que, al ver su CV, es fácil identificar una o varias líneas de expertise con las cuales asociarlos. Son personas que pueden tomar una postura sobre algo de importancia en su industria, expresarla claramente a los demás y aterrizar sus ideas en diferentes formas: dentro de una empresa, como emprendedores, como freelancers de alto valor agregado, como profesores o conferencistas, o como escritores, YouTubers o colaboradores en algún medio de comunicación. Y muchas de las anteriores, al mismo tiempo.

El omni-emprendimiento es eso: la proactividad en el ejercicio de nuestras capacidades y conocimientos en todos los ámbitos a nuestro alcance. Y, por ese motivo, no es algo que ocurra automáticamente al llegar a un cierto nivel jerárquico. Muchos dueños de empresa y directivos pueden ser expertos en un tema y líderes al interior de sus firmas, pero no han desarrollado aún una voz personal ante el mundo o la voluntad de compartirla. O bien han optado por no llevar su talento y experiencia a ámbitos distintos al laboral, ya sea en el plano comunitario, académico o extracurricular. Es una lástima.

En EGADE Business School del Tec de Monterrey recibimos a muchos directivos y altos profesionistas que deciden compartir su conocimiento con nuestros alumnos, ya sea como conferencistas, profesores invitados --dentro de alguna asignatura--, profesores de cátedra o dentro del magnífico programa Leadership Voices, donde empresarios, emprendedores y directivos de la talla de Xavier López Ancona --de Kidzania--, Carlos Slim Domit --de Grupo Carso--, Elías Ayub --de Uno TV-- o María Ariza --de BIVA-- vienen al Tec a impartir una clase.

Por otra parte, he conocido a muchos expertos que son enormes entusiastas de algún tema y buenos voceros de su conocimiento, pero que no han desarrollado aún su capacidad para llevar sus ideas a la práctica, ya sea como empleados o creadores de empresa. Son personas perpetuamente llenas de ideas pero que no consiguen aterrizarlas, o bien cuyo aterrizaje es efímero. Ser omni-emprendedor significa trabajar en nuestra capacidad para operar exitosamente en la realidad. Es decir, poder generar recursos económicos o bien un proyecto real y sostenible con nuestras ideas.

En su libro Antifrágil, el célebre ensayista Nassim Taleb argumenta que las estructuras y organizaciones más resilientes son aquellas que tienen más puntos de apoyo, más fuentes de conexión con la realidad y una mayor flexibilidad. Incluso afirma --controversialmente-- que lo deseable es no limitarse a apuestas de riesgo medio, sino combinar estrategias conservadoras con arriesgadas, y así beneficiarse de los dos extremos. Sin duda, mucho de lo que señala sobre la fragilidad aplica a nuestras vidas personales y profesionales: el omni-emprendimiento es una receta para vidas más potentes, flexibles ante los cambios y, sospecho, interiormente plenas. Nada mal para un chispazo semántico.

Jaime Martínez Bowness

Director de EGADE Business School Ciudad de México